))Un Domingo Familiar

 

Despierto, me siento aun un poco cruda y extraña, más aún si recuerdo la rara plática que tuve ayer con Dios. Me decía que yo era su hija, no me abandonaría. Después acudió el sueño entre una de tantas sinfonías de Tchaikovsky, y me rendí en los brazos de otra divinidad que quien sabe sea Morfeo o Morfina.

Pues estoy aquí, domingo sin planes, no hay nada marcado en mi agenda de muerte [el tiempo, la vida es muerte]. Me peino, unos pescadores y el obligatorio cinto de estoperoles. Voy como por inercia hacia la masa, hacia el tianguis de Avenida Texcoco. Camino hacia el oriente, hay menos skazeros que de costumbre. Me siento torpe, a varios tipos ya les pisé los talones. Cuando voltean, miro hacia arriba y chiflo.

Tengo dinero, apenas fue mi cumpleaños. Puedo comprarme aquella chamarra adidas que tanto me gustaba, o dejar que me re-tiñan el pelo de rojo chillón. Mis ojos, empero, no están ansiosos en búsqueda de nada especial. Camino, me harta que me rocen los senos, pero sigo sin rumbo fijo. Que cosas se encuentra uno entre tanta cháchara. Veo la adidas perfecta, negra. Pero ya no la quiero. Me paro en seco. Me doy cuenta súbitamente de que nada de lo que pudiera comprar me haría sacar este vacío amorfo que llevo en...en ...no, no se donde, pero este vacío existe porque lo siento. El mecanismo es Comprar- comprar- hacerme- ser, hacer que me amen, hoy lo comprendo, no vuelvo en estas condiciones. ¿Poqué no me di cuenta antes de que lo que busco no es algo comprable, ni siquiera material? Busco una razón, alguien en quien inspirar mi lucha contra del sistema, una mirada en la cual verme reflejada, la cura contra mi soledad dominguera irremediable.

Compro tres CDs y antes de irme, con esperanzas de replantear mi condición decadente busco al amigo que apenas hace dos días mandé al diablo en su puesto, tal ves me reconforte su mirada juguetona, tal ves quiera escuchar que me siento vacía y mala, tal ves ahora le diga que sí acepto sus abrazos pasaditos de lanza. Y sí, ahí está él. Para mi desgracia está ocupado, y su tía le lanza una mirada inquisitoria cuando le beso la mejilla y me planto como para quedarme ahí un buen rato. Comprendo, él sabe que comprendo. Los planes no cambian. Me voy.

Espero el microbús. Sé que no soy hermosa, pero aún hay incautos que clavan su mirada tierna en mis ojos vacíos, líquidos. Acaso les parezco inocente y esa ternura los hace amarme por un instante fugaz para después olvidarme. Así me pasa a mi también, los amo, pero los olvido. Historias que pudieran florecer, somos semillas fértiles, pero la urgencia y el ritmo cotidiano de esta ciudad contaminada y decadente nos deshace en el olvido.

Para Hixer: Graxias por llenar el vacío.
Neikos

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